lunes, 23 de diciembre de 2013

El salvador.

Familiares, amigos y conocidos, llevo más de 15 años avisando a todos ellos. Muchos se reían y burlaban, no se lo tomaban en serio, pensaban que simplemente era una broma, una gracieta más, pensaban que algo así no podría ocurrir en pleno siglo XXI. Pero ese día ha llegado. Es 1 de Enero de 2014, un día que pasará a la historia, un día que será recordado eternamente como el día del Apocalipsis (o algo similar).

Caos, esa es la palabra idónea para describir lo que está ocurriendo en la humanidad. No hay multitudes corriendo por las calles, nadie rompe escaparates con adoquines, nadie roba comida en los supermercados, aparentemente es un día normal, pero solo aparentemente. Algunos pasean por la calle como si nada pasase, otros prefieren no salir de casa, se sienten más cómodos allí. La gente está asustada, está intranquila, insegura, nerviosa. Miran sus routers (o routeres) esperando que esa luz roja cambie de color y pase a ser verde, verde esperanza, esperanza que poco a poco se va desvaneciendo, porque el rumor corre como la espuma... internet ha caído para siempre.

Televisiones, tablets, smartphones... nada funciona, al menos no como antes. Se acabó Whatsapp, se acabarón las series y películas online, se acabó Spotify, se acabó... el porno online. Discos duros llenos de fotos y videos de amigos y familiares, de pelis, de música y ni un solo video porno. Lo avisé, 'el porno online tiene fecha de caducidad' y acerté. Ahora todos notan que les falta algo, buscan entre sus antiguas pertenencias del instituto a ver si encuentran algún cd grabado, algún disquete, pero no hay nada y todo por confiar en internet.

Ahora muchos vendrán arrastrándose, suplicándome que les grabe algo de material de calidad que he ido acumulando y mimando desde que tuve acceso a internet, y mientras vaya llenando sus discos duros notaré en ellos nerviosismo, sudores fríos, tartamudeo... el mono empezará a hacer su efecto.

Suena el timbre, enciendo el ordenador, tengo trabajo que hacer... salvar la Tierra.


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miércoles, 11 de diciembre de 2013

El listo de la autocaravana.

Otro día de trabajo, de trabajo de verdad, no como justiciero, Justicia es solo un hobby, algo que la sociedad necesita y que pide a gritos 'por lo bajini'.
 
11:20 de la mañana, la recepción está tranquila hoy, así que puedo dedicarme a estudiar francés, no con mucho éxito. A mitad de la mañana veo entrar una mujer desde la calle hasta los servicios, otro más que entra sin pedir permiso, tendré que enseñarle modales. Espero a que salga del baño de mujeres, ya que podría estar equivocado (algo que rara vez pasa) y ser una campista que viene de dar una vuelta.
 
Mientras espero, viene otra persona (esta vez un hombre) directa al baño, con toallas y demás cosas, dispuesto a darse una ducha. Tiene toda la pinta de ser extranjero, así que antes de que llegue a entrar a los baños, le paro y le digo en un perfecto inglés:
 
- Perdone, ¿Está usted registrado en el camping?
- No, estamos aparcados fuera, pero a las 12:00 me registro.
- Es que no puede usar los lavabos hasta que no esté registrado. Pero puede registrarse a cualquier hora.
- Pero a las 12:00 nos registramos y ...
- Lo siento, hasta que no esté registrado, no puede usar el baño.
- Pero...
 
Tras 5 minutos con una sonrisa en la cara (a veces es muy duro trabajar cara al público, sobretodo cuando te toca lidiar con auténticos gilipollas), haciendo ver al 'guiri' que no podía ser, este decidió irse a su auto-caravana. Por su puesto, se lo expliqué a su mujer cuando salió del baño, pero esta, al contrario que su marido, con aires muy dignos, pasó de mi puta cara.
 
Los estuve observando desde la ventana de recepción durante un rato, hasta que vi que a las 12 en punto movían su vehículo. Es lo importante de mantener una cara amigable con la gente, a pesar de que creía que estas personas me la querían jugar, podría haber una pequeña (muy pequeña) posibilidad de que estuviera equivocado, y se convirtieran en clientes. Pero cual fue mi estupefacción cuando los vi que pasaban de largo y se marchaban... habiéndome mentido. Grave error, alguien tendría que enseñarles educación.
 
Cuando ya habían recorrido unos 500 metros aproximadamente. Justicia les dio alcance y les hizo parar.
 
- Han usado el baño sin pedir permiso y han mentido, pues no se han registrado. Creo que deberían disculparse por su mal comportamiento.
- ¡Que te den!
 
Medio segundo, 5 décimas de segundo es lo que tardó mi mano en atravesar su ventanilla, agarrar su grueso cuello y sacarlo por completo de la auto-caravana, rompiendo el resto de la ventanilla.
 
- Creo que debería disculparse -dije muy tranquilo-.
- Excusez-Moi! -murmuró-.
 
¡Vaya! Eran franceses, que lástima podría haber practicado algo, aunque ya era un poco tarde. Miré a la mujer y ella empezó a murmurar algo asustada 'sorry, sorry...'. Dejé al hombre en el asiento, le cerré la puerta y muy educadamente les dije, 'J'accepte vos excuses. Bon voyage'.
 
Volví a la recepción pensando, dándole muchas vueltas a que realmente necesitaba aprender francés, ya que no estaba seguro de haber respondido correctamente a sus disculpas, y ya se sabe que en los trabajos cara al público, es muy importante la educación.
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